Es importante hacer un alto en el camino y preguntarnos a qué debemos renunciar en el propósito de avanzar hacia el crecimiento personal y espiritual y, por supuesto, hacia la vida eterna.


Puede que nuestra vida avance significativamente en el afianzamiento de principios y valores, pero probablemente debamos renunciar a algo. ¿Se ha preguntado qué es?

Por Fernando Alexis Jiménez

¿Leyó alguna vez la historia del joven rico que buscó al Señor Jesús con un interrogante sobre qué debería hacer para heredar la vida eterna? Es un relato triste. Y, digo triste, porque él anhelaba algo grande en su existencia. Ir más allá. Asegurarse de que, al morir, su existencia fuera para siempre. Probablemente usted piensa en lo mismo. A todos, en la mayoría de los casos, nos ocurre.

Jesús le instruyó sobre guardar los mandamientos. Cuando él dijo que lo había hecho, el Maestro anotó:

Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.”(Lucas 18:22 |RV 60)

Lo que le demandaba era renunciar a todo aquello que él amaba. Registra el evangelio que “Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.”(Lucas 18:23| RV 60)

Aprópiese de esta palabra. Si el protagonista fuese usted, ¿a qué debe renunciar? Haga un alto en el camino. Formúlese el interrogante con el propósito de imprimir cambios en su forma de pensar y actuar.

Probablemente deba renunciar al amor al dinero, al trabajo, a los placeres, al baile, al licor, a la sensualidad, a la pornografía.

Desconozco cuál sea la debilidad que le separa de una vida victoriosa. Lo que sí sé es que, prendido de la mano del Señor Jesucristo, podrá alcanzar ese propósito. Él le asegura la victoria.

Y si aún no ha recibido a Jesús como su único y suficiente Salvador, es hora de recibirlo en su corazón. Puedo asegurarle que su existencia experimentará el cambio y crecimiento que siempre ha anhelado.

© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com y, junto con su esposa Lucero, son pastores en la Misión Edificando Familias Sólidas, en Cali (Colombia).