mayo 2019

Es imperativo que nuestros expositores vuelvan a la esencia, que es la Biblia. Sólo de esta manera, sus mensajes serán poderosos y eficaces...

Por Fernando Alexis Jiménez

En una sociedad descompuesta por el pecado en sus múltiples manifestaciones, se requiere con urgencia de expositores bíblicos comprometidos con el ministerio.

¿Predicadores? No, expositores de la Palabra, que es distinto. Le explico por qué:

·         Muchos de quienes se llaman predicadores, no desarrollan su doctrina con fundamento en la Biblia.
·         Muchos de quienes se llaman predicadores, no se toman el trabajo de estudiar a fondo el pasaje o versículo que van a exponer.
·         Muchos de quienes se llaman predicadores,  toman un versículo como base, pero su exposición gira en torno a un tema diametralmente opuesto.
·         Muchos de quienes se llaman predicadores, procuran edificar un reino en torno a ellos mismos, en el que prima el ministerio del hombre, y dejan de lado honrar y glorificar al Dios que sirven.

El expositor bíblico toma su fundamento en la Escritura. Enseña lo que ella enseña. Aquello que transmite tiene un carácter  Cristocéntrico y jamás pierde de vista la realidad:
"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido."(Lucas 19:10| RV 60)
Cuando nos distanciamos de ese norte, nos convertiremos simplemente en predicadores, que dicho sea de paso, abundan por doquier.

PREDICAR EN EL PODER DEL ESPÍRITU

¿Por qué razón hay tan poca eficacia entre nuestros expositores hoy día? Porque desarrollamos el ministerio en nuestras fuerzas y no en el poder del Espíritu Santo.

El Señor Jesús impartió claras instrucciones a sus discípulos, que siguen vigentes:
"...pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos 1:8| RV 60)
Cuando lo hacemos, el poder transformador de Dios se manifiesta en las personas a las que les compartimos la Palabra.

TODO CREYENTE ES UN INSTRUMENTO EN MANOS DE DIOS

Si bien es cierto la tarea de exponer el contenido de las Escrituras es responsabilidad, inicialmente de pastores, obreros y líderes, es evidente que el encargo tiene un mayor alcance y es a todo creyente. 

Quienes reciben a Jesús como su Señor y Salvador pueden y deben constituirse en poderosos instrumentos en las manos de Dios:
 "Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio."(Hechos 8:4 | RV 60)
Es exactamente lo que ocurrió cuando en Jerusalén se desató una persecución sin precedentes contra los nuevos creyentes.

Enseñaban la Palabra y, además de que tenían convicción, los animaba la pasión por alcanzar a otros. ¿No es acaso lo que requerimos hoy de nuestros expositores de la Biblia?

Enseñar la Palabra. Es lo que sintetiza la principal filosofía de quienes tienen la misión de predicar desde un púlpito o en grupos pequeños.

El propósito, por supuesto, es que el ministerio sea eficaz.

FORMAR CRISTIANOS BIBLIOCÉNTRICOS

Si Jesucristo es la brújula de nuestra vida y ministerio, desde los púlpitos debemos formar cristianos Bibliocéntricos. Que todo lo que aprendan y, a su vez enseñen, transfiera la esencia de las Buenas Nuevas de Salvación.

Los creyentes de Berea fueron edificados sobre ese cimiento:
"Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así." (Hechos 17:10-11 | RV 60)
Cabe aquí que nos preguntemos:
  • ¿Dependemos de Dios en oración antes de sentarnos a preparar un sermón bíblico?
  • ¿Estamos siendo responsables en las enseñanzas que transmitimos desde un púlpito?
  • ¿Tomamos el tiempo suficiente para auto evaluarnos, después que exponemos un mensaje?
  • ¿Oramos por las almas que escucharon el mensaje que Dios nos permitió compartir?
Solamente ustedes y yo tenemos las respuestas a estos interrogantes…

© Fernando Alexis Jiménez – Instituto Bíblico Ministerial (www.institutobiblicoministerial.com ) Pastor en la Misión Edificando Familias Sólidas en Cali, Colombia.



Hay unos distintivos esenciales en la vida de todo predicador que procura ser eficaz en su ministerio. Conózcalos...

Por Fernando Alexis Jiménez
La iglesia y los ministerios hoy se encuentran en medio de una disyuntiva. De un lado, el hambre de millares de personas por recibir una palabra de fe y de esperanza que colme sus expectativas y, de otro, el poco o mínimo contenido bíblico que se escucha en las predicaciones. Una realidad que no podemos ocultar. Es cada vez más latente y tiende a crecer-
De acuerdo con el profeta Amós:
“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.” (Amós 8:11| RV 60)
Lo estamos viendo en nuestro entorno. Una necesidad insaciable de hallar una respuesta a muchos interrogantes. El anhelo de encontrar salidas a las encrucijadas a las que nos lleva la vida. El deseo permanente de escuchar una voz de aliento que permita superar la desesperanza.
Y a esa tarea debemos responder usted y yo, hoy aquí en la tierra, y mañana en la eternidad, delante de Dios quien nos llamó.
SE REQUIEREN PREDICADORES COMPROMETIDOS
¿Por qué, entonces, la crisis en los púlpitos? Porque no hay predicadores comprometidos. Se limitan a lo esencial. Y quienes resultan más perjudicados, son aquellos que van a un grupo familiar o iglesia, en busca de un mensaje fresco, alentador, edificante y que afiance su vida espiritual.
El apóstol Pablo advirtió sobre esta enorme responsabilidad de los expositores:
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (2 Timoteo 2:15| RV 60) 
En esa dirección, se requiere de hombres y mujeres con disposición de servir a Dios con altos estándares de excelencia.
Que se tomen el trabajo de orar lo suficiente antes de sentarse a estudiar la Biblia; que realicen un adecuado Estudio Bíblico Inductivo al pasaje que utilizarán como base del mensaje; que tracen las bases del sermón y que sepan estructurarlo adecuadamente antes de presentarlo ante creyentes, o aquellos que apenas comienzan a caminar con Jesucristo.

Es necesario volver a la Escritura
Es necesario volver a la Escritura

LOS DISTINTIVOS DE UN PREDICADOR
Si queremos superar la crisis del púlpito que es cada día más creciente, es necesario asumir distintivos. Son muchos, pero me permito citarle aquellos que considero, son los más significativos:
1.- Tener claridad del llamamiento a ser expositor de la Palabra.
2.- Reconocer que el predicador es un embajador de Cristo (2 Corintios 5:20)
3.- Formar a nuevos creyentes para su ciudadanía celestial (Filipenses 3:20)
4.- Depender de Dios y poner la mirada en la eternidad (2 Corintios 5:1-4)
5.- Predicar bajo la llenura del Espíritu Santo (2 Corintios 5:5)
6.- Predicar en el amor de Cristo por las almas (2 Corintios 5:9, 11-15)
7.- Predicar un mensaje Cristocéntrico (2 Corintios 5:18-21)
DOS CONCEPTOS ESENCIALES
¿Por qué debemos hacerlo? Porque predicar no es asunto de baja importancia. Por el contrario, es de suma trascendencia ya que la proclamación de la Palabra de Dios se orienta a la transformación de vidas, por el poder del Espíritu Santo.
En ese orden de ideas, la homilética es la ciencia que trata sobre la naturaleza, clasificación, análisis, construcción y presentación final del sermón.
Por su parte, el sermón es la explicación, ilustración y aplicación de las Escrituras con unidad, coherencia y preparación.
Los mensajes deben traer la esencia de la Biblia a nuestro tiempo. Contextualizar su contenido. Que hable a nuestra realidad.
Recuerde que usted ha sido llamado por Dios a servirle, pero no de cualquier manera, sino con compromiso y excelencia.
© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal www.institutobiblicoministerial.com

Nuestro compromiso es atender por igual a nuestros hijos y familia en general, incluyendo --por supuesto--a nuestro cónyuge.
Por Fernando Alexis Jiménez | @fernandoalexisj
Ocurre. Simplemente ocurre. Y no en otro planeta, sino aquí en la tierra. Es un proceso biológico natural. El nacimiento de un bebé, trae cambios en la vida familiar, e imprime una nueva dinámica en las relaciones entre los cónyuges.
Desde que Nicolás llegó a nuestro hogar, si bien es cierto nos sentimos entusiasmados, mi esposa ya ni me mira”, se quejó un hombre quien pidió consejería pastoral.
Ser madre no implica descuidar a su marido. Es un grave error.
¿Qué peligros se corren?
  • La estabilidad en la relación conyugal.
  • Descuidar el hogar.
  • Descuido en la presentación personal.
  • Enfocarse en la criatura y en nadie más, ni siquiera en los otros hijos.
Cuando ocurre, es necesario dialogar. No permitir que desencadene incomodidades que pueden llegar a convertirse en crisis.
Una de las formas prácticas es dividirse las tareas, para que el marido no se sienta excluido.
En todo momento, es menester recordar lo que escribió el apóstol Pablo a su discípulo:
“…que enseñen a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos,”(Tito 2:4 | La Biblia de Las Américas)
Y también a los creyentes de Corinto:
“Que el marido cumpla su deber para con su mujer, e igualmente la mujer {lo cumpla} con el marido. La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo {y} por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de dominio propio.”(1 Corintios 7:3-5)
Lo esencial es identificar si en algo se está fallando y aplicar correctivos.
Y por encima de todo, permita que sea Jesucristo quien gobierne su familia. Sólo Él sabe cómo hacerlo.
© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.mensajerodelapalabra.com y junto con su esposa Lucero, son pastores en la Misión Edificando Familias Sólidas (Colombia)

Predicar la Palabra de Dios es a la vez una ciencia y un arte para la cual debemos prepararnos y, ante todo, depender de Dios para ser  eficaces...

El Domingo 5 de Agosto, 1855, en la Capilla New Park Street, el príncipe de los predicadores, Charles Spurgeon, dijo:
Predicar el Evangelio es exponer cada doctrina contenida en la Palabra de Dios, y dar a cada verdad su propia importancia. Los hombres pueden predicar una parte del Evangelio; pueden predicar únicamente una sola doctrina del Evangelio; y yo no diría que un hombre no predica en absoluto el Evangelio si sólo sostuviera la doctrina de la justificación por la fe, "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe". Yo lo consideraría un ministro del Evangelio, pero es alguien que no predica todo el Evangelio. No puede afirmarse que un hombre predica el Evangelio completo de Dios, si hace a un lado, a sabiendas e intencionalmente, una sola verdad de nuestro bendito Dios." 
El problema que tienen los expositores de la Palabra hoy, se sintetiza en 3 puntos:

1.- No se basan en la Palabra de Dios sino en las emociones.
2.- No se preparan para elaborar los Sermones.
3.- No saben transmitir bien un mensaje, así sea muy bueno.

El apóstol Pablo escribió a los creyentes de Corinto: "Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!" --- 1 Corintios 9:16 (RVA)

Usted y yo tenemos la obligación de proclamar las Buenas Nuevas de Salvación y debemos hacerlo con poder, dependiendo de Dios. Para ser eficaces y producir impacto, debemos prepararnos bien, invertir tiempo en el estudio de las Escrituras y en la oración.

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Lic. Teol. Fernando Alexis Jiménez
INSTITUTO BÍBLICO MINISTERIAL
Misión Edificando Familias Sólidas (Colombia)
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Lo más importante para toda persona, es que hagamos una buena administración del tiempo.

“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”(Efesios 5:15-16| RV 60)
Por Fernando Alexis Jiménez | @oraciondepoder
Millares de personas hoy día sienten una fuerte presión bajo el argumento de que el tiempo no les alcanza. Se desesperan. Experimentan la extraña sensación de no poder atender todos los compromisos. Viven el ciclo interminable y desesperante de levantarse cansados, ir al trabajo, llegar a casa agotados y reiniciar el proceso horas más tarde.
¿Dónde está el error? En la mala administración del tiempo. Las horas, los días, las semanas y los meses son iguales para todos. ¿Dónde estriba la diferencia? En la forma como organizamos nuestra agenda.
Lo ideal es priorizar y que, todo cuanto no representa algo realmente importante, ocupe nuestras actividades cotidianas.
Otro aspecto a considerar es que a través de una buena administración del tiempo, honramos y glorificamos a Dios.
1.- Haciendo un uso apropiado de cada minuto (Efesios 5:15, 16)
2.- Someter todo cuanto hacemos, a la voluntad de Dios (Efesios 5:17)
3.- Comenzar y concluir cada jornada en oración (1 Tesalonicenses 5:17)
4.- No pretender hacerlo todo nosotros (Éxodo 18:13-27)
5.- Edificar nuestra vida conforme a la voluntad de Dos (Gálatas 6:7-10)
6.- Invertir tiempo y cuidado en la familia (1 Timoteo 3:1-5)
7.- Someter nuestros planes y proyectos en manos de Dos (Salmo 37:5)
Puede que el proceso no resulte fácil al comienzo, pero con disciplina y dependiendo de Dios, podemos lograrlo.
Si no ha recibido a Jesucristo como el Señor y Salvador de su vida, hoy es el día para hacerlo. Es la mejor decisión que podemos tomar.

© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.mensajerodelapalabra.com y junto con su esposa Lucero, son pastores en la Misión Edificando www.familiassolidas.com

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