febrero 2017

Debemos prestar especial atención a los vídeo juegos que frecuentan nuestros hijos. Pueden ser puerta de entrada a las tinieblas.
Satanás ha desplegado muchas estrategias, sutiles y habilidosas, para atar la mente y la voluntad de las personas."
Por Fernando Alexis Jiménez
Desde la creación de la primera maquinita de juegos, en 1971, y que se le atribuye a Nolan Bushnell y Ted Dabney, la industria ha pasado de la pantalla elemental a dispositivos electrónicos sofisticados y aplicaciones a las que nuestros hijos tienen acceso en el teléfono celular. Las ventas anuales sobrepasan los 100 billones de unidades.

Hasta allí, comprensible el asunto. Lo verdaderamente complejo son los contenidos de los vídeo juegos. Además de violentos, muchos de ellos han introducido en las mentes de niños, adolescentes y jóvenes la idea de que los demonios existen y que son algo natural, salvo por supuesto que los hay buenos y malos. Tremenda mentira de satanás.

Si pretender ser fanáticos, son una puerta de entrada al ocultismo. Ahora súmele otros portales de entrada como la consulta del horóscopo, del tarot, la participación en cursos de meditación, de yoga, la hipnosis, la adivinación y el enorme listado de servicios que ofrecen los ocultistas a través de los diarios y la Internet.

Puertas a las ataduras de mente y cuerpo

Satanás ha desplegado muchas estrategias, sutiles y habilidosas, para atar la mente y la voluntad de las personas.

Hay, por supuesto, otras formas como entran los demonios: los hechos traumáticos desde la infancia, el abuso sexual infantil, la pornografía, las prácticas de inmoralidad como el homosexualismo, la fornicación y el adulterio.

Y rodeando todo lo anterior, un asunto esencial: el pecado es el que abre espacio para que satanás tome control. El apóstol Pablo lo advirtió:

“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”(Romanos 6.16)

Si el enemigo espiritual logra someter su vida, podrá llevarlo a obrar como él quiere. Y tocar la fibra más sensible de su ser, aquella que le inclina al pecado, es una de sus mejores estrategias.

Las tres razones del enemigo

El enemigo espiritual busca que nos mantengamos al margen de todo cuanto está haciendo, al menos por tres razones:

1. Para mantener atada nuestra mente (2 Corintios 4:3, 4)
2. Para que caigamos en la inmoralidad que nos ata, sin remordimientos de conciencia (1 Corintios 6:16-18)
3. Para que no utilicemos poderosas armas en su contra, como es la oración (2 Corintios 10:3-5)

Dios rompe las cadenas

Si algo sabe satanás, es venderles a las personas la idea de que una vez atrapados, no podrán salir de la red. Es una tremenda mentira.

Cuando vamos a las Escrituras encontramos una verdad eterna: Dios nos hace libres. Rompe las ataduras en la mente, a través de las cuales satanás quiere ejercer influencia en nuestra voluntad.
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”(Isaías 26:3)

No hay cadena que no pueda romper la sangre de Jesús, vertida en la cruz. Tampoco hay puerta que se haya abierto al ocultismo, que no se pueda cerrar.

Es ahora, hoy, cuando debe hacerlo. Basta que ore al Señor Jesucristo, lo reconozca como su Señor y salvador, y en Su Nombre, renuncie a toda atadura o puerta abierta al mundo de las tinieblas. Hágalo. Comprobará la diferencia en su vida personal y espiritual.

© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com

Renato Grbic es un avezado pescador que ha salvado a 28 personas. ¿Está comprometido usted con ayudar a otros?
Piense por un instante a cuántas personas les compartió hoy una palabra de esperanza o le habló del mensaje de salvación eterna que hay en Jesucristo. ¿Lo hizo?”
Por Fernando Alexis Jiménez
Renato Grbic es un avezado pescador que ha salvado a 28 personas. La primera fue después de un soleado día de septiembre de 1998 cuando  navegaba por el río Danubio, cerca de Belgrado, justo por debajo del puente de Pancevo. Oyó algo caía con fuerza al agua. Era un hombre, un suicida, que había saltado al agua desde los 19 metros de altura de esa estructura. Después de intentarlo muchas veces, logró salvarlo.

Desde ese momento, sacar del agua a los suicidas o convencerlos antes de que salten desde el puente, ha sido su misión.

Renato procede de una familia que desde hace generaciones se dedica a la pesca en el río Danubio, que pasa con fuerza por la capital serbia. Vive a la orilla en una zona modesta de las afueras de Belgrado, en las inmediaciones del imponente puente de Pancevo, donde dirige un restaurante.

Uno de los últimos rescates fue el de una joven de 16 años. Lo hizo por una pena de amor. Había roto la relación con su novio.

«Tardé un poco en arrastrar mi bote al agua, estaba fuera por los fuertes vientos. Empezó la lucha por su vida. Un vecino se había acercado un momento antes, le cogió de la mano pero ella se estaba ahogando. Logré finalmente agarrarla por sus axilas y meterla en mi barco», recuerda.

Renano no se siente héroe. Simplemente considera que está cumpliendo una misión en esta tierra. Cuenta que mucha gente de Serbia e incluso algunos del extranjero, se acercan a su restaurante para saludarlo en persona y tomarse una foto con él. «Aquí se dice que la buena fama llega lejos. Es bonito cuando la gente se acuerda de uno por algo bueno», le dijo a la agencia de noticias AFP.

Dedicados a salvar vidas

¿Le pareció interesante la historia? A mí también. En eso estamos identificados. Y aun cuando Renato Grbic no se considera un héroe, lo es. Encontró un propósito en la vida salvando la de otros.
¿Y usted? Tal vez no haya leído en la Biblia, o si lo hizo se olvidó, que Dios espera que advirtamos a otros para que salven sus vida. No tanto físicamente sino para la eternidad.

"Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé. "(Ezequiel 22:30 | La Biblia de Las Américas)

Hay muchas formas de ponerse en la brecha. Una es orando por nuestras familiares, amigos y personas con las que interactuamos diariamente. Otra, que va ligada a la primera, es compartirles la Palabra de Dios. Todas las personas necesitan una voz de esperanza. Usted y yo estamos llamados a compartírsela.

Es una tarea que no podemos eludir. ¿La ha asumido usted? Es tiempo de revisar nuestra existencia, de encontrarle propósito, y uno significativo, compartir el mensaje de salvación con quienes aún no tienen a Cristo en su corazón.

Y si usted aún no lo ha recibido, ábrale las puertas de su corazón y recíbalo hoy como su Señor y Salvador. Emprenderá el maravilloso viaje hacia el cambio y crecimiento personal, espiritual y familiar.

© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com

la felicidad parte de abandonar viejos paradigmas y reemplazarlos por nuevos principios, con ayuda de Dios.
Por Fernando Alexis Jiménez
¿Quién no desea ser feliz? Es uno de los interrogantes que nos formulamos todos. A la vez, el mayor anhelo. Usted y yo deseamos alcanzar un estado de realización, gozo y armonía interior y exterior que nos permitan disfrutar todos los instantes de la vida.

No es algo extraño. La felicidad es el objetivo primordial más esperado de las personas, por encima de otros objetivos como el éxito profesional, la solvencia económica, la apariencia física e inclusive, la salud. Ser feliz es lo que más queremos.

Lo irónico es que pese a que la anhelamos, los seres humanos nos empecinamos en amargarnos la existencia en cada momento: con preocupaciones, con querellas, con ideas prejuiciadas.

La felicidad, un aprendizaje

¿Acaso se puede aprender a ser feliz? Al parecer, sí. ¿Cómo lograrlo? Los especialistas hacen algunas sugerencias valiosas. Compartimos con usted al menos ocho de ellas:

Ø  Desarrollar hábitos sanos.
Ø  Practicar aquello que nos gratifica: un deporte, un juego.
Ø  Se agradecidos.
Ø  No condenarnos cuando cometemos un error. Intentarlo de nuevo, hasta superar esas situaciones.
Ø  No darnos por vencidos cuando se producen los fracasos.
Ø  No ser controladores de las circunstancias ni de los demás.
Ø  Amar y permitir que nos amen.
Ø  Dedicar tiempo de calidad a la familia.
Ø  Tener a Dios en el centro de nuestra vida.

Sumado a lo anterior, es importante que constantemente evaluemos nuestra vida, imprimamos cambios a nuestra forma de pensar y de actuar, y que hablemos con Dios a través de la oración.
Sobre este aspecto, el apóstol Pablo escribió:

"Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús."(1 Tesalonicenses 5:16-18| NVI)

Observe. La sumatoria de varios factores que llevan a experimentar cambios en nuestra existencia e ir cultivando la felicidad.

Nuevas actitudes

La felicidad parte, entonces, de asumir nuevas actitudes. Romper con los estereotipos alrededor de los cuales nos hemos movido.

Una de las disposiciones que trae enriquecimiento personal y espiritual, es la generosidad.   Ayudar a la familia y a quienes nos rodean, nos hace sentir bien. La razón es que al dar, nos sentimos conectados, nos sentimos apreciados y   ese sentimiento de reciprocidad detona felicidad.

El apóstol Pablo sobre este asunto, nos dejó el un valioso testimonio bíblico: "Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría."(2 Corintios 9:7 | NVI)

Otras actitudes importantes son la comprensión, la tolerancia, el perdón, la disposición a escuchar y algo que está por encima de todo: reconocer que no es en nuestras fuerzas sino en el poder de Dios como logramos los cambios conducentes a la felicidad.

La felicidad y su poderosa influencia

Una persona feliz, ejerce una poderosa influencia entre quienes le rodean. Nos lleva a desarrollar buenas relaciones personales.

Si somos felices, dejamos de lado el cuestionar y criticar a los demás. Si lo hacemos, producimos en ellos una emoción negativa producto del rechazo. Y permítame aquí hacer énfasis en algo: estudio conducido por la Universidad de Michigan demuestra que cuando somos rechazados, el cerebro experimenta la misma reacción que cuando sentimos dolor físico.  

Usted y yo necesitamos  cariño y el reconocimiento de otras personas. No obstante, cuando la felicidad habita nuestro ser, no dependemos de que nos acepten o nos rechacen.

Pero, finalmente, hay un paso fundamental para ser feliz. Recibir a Jesucristo en el corazón. Jesús trae transformación y crecimiento en nuestra vida personal, espiritual y familiar. Ábrale hoy las puertas de su corazón y comience a experimentar una vida plena, de realización y felicidad.


* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.mensajerodelapalabra.com

Especialistas coinciden en asegurar que la felicidad se origina en volver a la familia y a las cosas pequeñas. 
Este estilo de vida familiar  puede practicarse teniendo una conversación sin fin sobre las pequeñas o grandes cosas de la vida, estando a gusto en compañía del otro en silencio o, sencillamente, disfrutando una taza de té a solas
Por Fernando Alexis Jiménez
En Dinamarca la gente descubrió el secreto de la felicidad permanente: volver al hogar, fortaleciendo las relaciones familiares. De la mano con regresar a los orígenes, está el disfrutar de las cosas pequeñas. ¿Sencillo? Por supuesto. Es lo que Dios trazó desde la eternidad cuando instituyó la familia (Génesis 2:24)

Ahora, llegar a ese nivel demanda hacer un alto en el camino y auto evaluarse. Lo más probable es que carguemos con muchas ideas preconcebidas y equivocadas, paradigmas de conflicto, ideas negativas y por supuesto, el pecado, del que leemos en la Biblia:

“Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante.”(Hebreos 12:1, 2| NTV)

Libres de todo aquello que nos atormenta desde el pasado, y aún en el presente, podemos emprender el camino hacia la conquista de la felicidad plena. La experimentamos y, de paso, la transferimos a nuestro cónyuge, hijos y personas con las que interactuamos diariamente.

Factores que roban la felicidad

Las barreras para nuestra felicidad provienen de nuestro mundo interior y del exterior. Internamente, porque seguimos arrastrando los traumas del ayer. No tomamos conciencia que deben quedar allá, en el pasado. No los pudimos evitar, pero ya murieron.

En cuanto a los factores exógenos, hay varios. Uno de ellos, vivir del  qué dirán los demás. Tremendo error. Aun cuando hagamos las cosas bien, siempre encontraremos críticas. Entonces, no vale la pena depender de la opinión de otros para ser infelices. Quien realmente nos debe importar es Dios, y agradarle a Él.

Un tercer elemento es desligarnos del consumismo. Nada de cuanto consigamos a nivel material, nos traerá la felicidad (Lucas 12:15-21).
Cabe aquí citar al autor y conferencista Meik Wiking, director ejecutivo del Instituto de Investigación de la Felicidad:
“Es simplemente una sensación de bienestar, una forma de disfrutar de la vida con cosas sencillas, ya sea pasando más tiempo con amigos o familiares, sentándonos junto a un fuego con un chocolate caliente o poniéndonos calcetines calientes y ropa seca después de una tormenta” (Citado por la Agencia de Noticias EFE. 11/01/17)
Volver a la unidad familiar

La familia es fundamental para la felicidad. ¿Y los conflictos con el cónyuge o con los hijos? Son previsibles y hasta cierto punto normales. No obstante, mire a quienes tienen una familia y quienes no disfrutan de un hogar establecido. ¿Nota la diferencia?

La unión familiar trae gratificación personal y espiritual a quien la experimenta. Disfrutar tiempos juntos, que es la mejor inversión que podamos hacer. Mejora la calidad de vida, reduce los riesgos, la incertidumbre y la ansiedad de las personas.

Meik Wiking dice que los cambios y ajustes llevarán a una percepción distinta de la vida: “Este estilo puede practicarse teniendo una conversación sin fin sobre las pequeñas o grandes cosas de la vida, estando a gusto en compañía del otro en silencio o, sencillamente, disfrutando una taza de té a solas”.

Cuando vivimos plenamente junto a nuestro cónyuge e hijos, podemos llevar a la práctica aquello que enseñó el apóstol Pablo: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”(Filipenses 4:4)
Por supuesto, avanzar en esa dirección amerita el que nos decidamos. Es un paso que no deberíamos dilatar.

Decídase a marcar la diferencia

Cuando volvemos a la familia que vive unida, que asume principios y valores trazados por Dios desde la eternidad, la felicidad deja de ser algo etéreo e intangible para convertirse en realidad en cada uno de nosotros.

Las nuevas prácticas al interior del hogar generarán huellas. Marcas imborrables. El sendero para nuevas generaciones.

Todo puede mejorar. Si hemos fallado en el pasado con la familia, podemos cambiar. Hay una nueva oportunidad.

Pero hay algo que no podemos perder de vista. Jesucristo debe ocupar el primer lugar en su vida y familia. El paso inicial es abrirle las puertas de nuestro corazón. Basta que se decida a iniciar de Su divina mano el maravilloso viaje hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar. Es la ruta hacia la felicidad plena y duradera. Reciba hoy a Jesucristo en su vida.

* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com




La película aborda la historia de 12 persona, cada una en su mundo propio pero con el anhelo de encontrar algo más y cambiar sus vidas. 

 Uno de los 12 es un pastor que es sacudido fuertemente cuando un predicador de la calle lo desafía a vivir realmente su fe, de tal manera que solo Dios puede orquestar. 

 Las vidas de estas 12 personas se cruzan inesperadamente y cada una de ellas se enfrenta a la pregunta: ¿Crees en el poder de la cruz de Jesús? 

 Todas en su conjunto viven la experiencia maravillosa de encontrar a Jesús y relacionarse con Él como su Señor y Salvador. No puede perdérsela…



La Película narra la verdadera historia del pastor Wilkerson en Nueva York que inicialmente se vertió en el libro “La Cruz y El Puñal” y luego fue llevada a la pantalla.  

En 1958, a Nicky Cruz lo conocían como el Jefe de la pandilla “Mau Mau”, la más violenta pandilla de todo Nueva York. Era un adolescente lleno de odio, según él mismo ha narrado. 

Sus padres practicaban ritos de espiritismo y brujería, tanto él y su familia no conocían la fe cristiana.  
Un día, Nicky tiene contacto con el pastor David Wilkerson, quien visitaba las calles de Nueva York para rehabilitar pandilleros. Wilkerson había programado una cruzada evangelística en esa Zona. 

Casi todos los miembros de la pandilla de Nicky se presentaron y se volvieron cristianos, Nicky también se convirtió a Jesús. Aquel pandillero violento se trasformó en un reconocido evangelista internacional que ha predicado a más de 34 millones de personas alrededor del mundo y junto al pastor Wilkerson ha fundado centros de rehabilitación de drogas “Teen Challenge” en más de 60 países.

Si queremos evitar dolores de cabeza futuros con los hijos, desde ya debemos formarlos en principios y valores.
La Biblia nos habla claramente respecto a qué hacer cuando nuestros hijos andan inmersos en pecado. Define también si perdemos o no las bendiciones." 
Por Fernando Alexis Jiménez
La pregunta la escucho una y otra vez al término de conferencias. El interrogante lo formulan padres cristianos a quienes les asiste la inquietud de si sus hijos, algo desordenados e inmersos en pecado e inmoralidad, podrían levantar una barrera espiritual para las bendiciones familiares.

Leonardo vive aún en casa; está cursando universidad, pero cayó en fornicación con su novia. Hasta he pensado que se vaya”, me dijo en Lima (Perú) una mujer atribulada.

LA INFLUENCIA DEL ENTORNO. De una u otra manera, todos nos hemos visto influenciados por el entorno. Un ejemplo sencillo: los modernos teléfonos celulares. ¿Por qué los usa usted? Bien podría utilizar los más básicos, para llamar y recibir llamadas. Pero no podemos desconocer que el entorno nos afecta, y terminamos yendo en la vía que los demás.

Igual con cada componente de la familia. Nuestros hijos no son una excepción. Si queremos que ellos permanezcan firmes en medio de una sociedad sin principios ni valores, debemos forjarlos desde un comienzo en principios y valores.

ORAR POR LOS HIJOS. Posiblemente sus hijos andan en pecado. Aun cuando usted se los ha advertido, siguen en lo mismo. ¿Qué hacer? Orar por ellos.

Le invito a considerar la historia de Job, el libro más antiguo de cuantos contiene la Biblia. A sus hijos les gustaba la farra y no eran propiamente de los jovencitos que cantan en el coro de la iglesia:
“E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.”(Job 1:5)

Job no desconocía lo que hacían y menos el hecho de que rayaban en la mundanalidad. Por ese motivo se convirtió en un intercesor. Oraba por ellos, e incluso, pedía perdón por si en algo habían blasfemado contra Dios.

LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL. Es cierto que sus hijos libertinos puede que vivan hoy en casa. Echarlos no es el camino. Lo apropiado es marcarles unas reglas claras. Ejercer una sana autoridad y liderazgo familiar.

En el libro de Ezequiel leemos: “El alma que peque, ésa morirá. El hijo no cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del hijo; la justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él.”(Ezequiel 18:20| La Biblia de Las Américas)

El texto Escritural es muy claro. La responsabilidad es de carácter individual. Usted no debe temer que se ponga una limitante a las bendiciones que espera como padre lo mismo que para su cónyuge y demás hijos.

Insisto en la oración como via para que sus hijos experimenten la maravillosa experiencia de conocer a Jesús como su Señor y Salvador. Sólo Él puede llevarnos por el camino de la transformación personal, espiritual y familiar. Decídase hoy por Jesucristo.

* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com

Los problemas conyugales son previsibles; sin embargo, con ayuda de Dios podemos superarlos. Hay una salida a la crisis.
Todo matrimonio enfrenta crisis. Hay múltiples factores. Es importante conoce los niveles de conflicto. Dios nos guía a encontrar soluciones a los problemas.”
Por Fernando Alexis Jiménez (*)
¿Por qué la relación matrimonial entra en crisis? Quizá se lo ha preguntado alguna vez. Pareciera que los tropiezos que desembocan en un estancamiento o revés, anticipo de una separación, son algo inevitable. Al menos en esa apreciación coinciden infinidad de parejas.

Mientras que el primer año es crucial para darle solidez a una relación conyugal, las señales de alarma deben encenderse desde que concluye la luna de miel hasta los primeros siete años de vida juntos.

La razón es muy sencilla: Cuando termina la fiesta de bodas y se van juntos a celebrar la unión— generalmente en un viaje —, todo retorna a la calma y aterrizan, en ocasiones, en una terrible realidad. Descubren las diferencias de uno y otro, distintivos particulares que generalmente no afloran en el noviazgo.

Los niveles de deterioro matrimonial

Entre el primer y séptimo año los cónyuges aprenden a acoplarse. En el intermedio, es decir en cualquier momento de los siete años, es probable que se produzcan crisis que— si no saben manejar adecuadamente— pueden traer como consecuencia un enfriamiento de la relación y hasta el divorcio.

Conocerse uno al otro lleva al deterioro o al afianzamiento del amor, como sentimiento pero también como disposición y actitud. Tres elementos fundamentales. Lo que sentimos, la disposición que ponemos para expresar ese sentimiento y la actitud que asumimos cuando las cosas no van bien como esperamos.

En ese tránsito junto uno de los mayores errores es esperar que nuestra pareja nos brinde felicidad. Es una actitud egoísta. Olvidamos que tenemos el compromiso de asumir el dar, el contribuir a que nuestro cónyuge sea feliz.

Encontrando una pauta bíblica

Dirigiéndose a los creyentes de Éfeso, el apóstol Pablo, dijo: “Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”. (Hechos 20:35. NTV)

Sería maravilloso que en nuestra relación conyugal nos repitiéramos una y otra vez: “Hay más bendición en dar que en recibir”

Si nos disponemos a amar antes que a esperar que nuestro esposo o esposa den lo mejor de sí mismos, contribuiremos a enriquecer la relación matrimonial. Sin duda no solo pasaremos la etapa difícil del primer año sino que llegaremos al séptimo, que es un escalón de triunfo; ese triunfo, por supuesto, es posible cuando ponemos de nuestra parte y le concedemos a Dios el primer lugar.

El matrimonio, un viaje maravilloso

El matrimonio es un viaje que podríamos calificar de maravilloso o frustrante. Todo depende del cristal con el que lo miremos.

Disfrutar ese transitar juntos es posible cuando aprendemos a conocer a la otra persona, la aceptamos con sus fallas, pero al mismo tiempo, nos disponemos a cambiar. Es un ingrediente importante para que la vida conyugal sea gratificante y enriquecedora.

También reviste importancia desarrollar habilidades no solo para manejar las discrepancias y peleas, sino también para ajustar expectativas de la convivencia.

Pero lo más importante, por supuesto, es que Dios gobierne nuestra familia. Él trae transformación y crecimiento. El primer paso para que ocurra, es abrirle las puertas de nuestro corazón. Es una decisión de la que jamás nos arrepentiremos. Ábrale su corazón a Jesús el Señor.

* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com

Nuestra vida experimenta liberación y sanidad interior cuando le permitimos a Dios obrar con poder.
Por Fernando Alexis Jiménez *
El Dios en el que hemos creído, no es un dios cualquiera, de los que  muchos adoran en pequeños altares con velas y luces. No. Es un Dios de poder que manifestó su ilimitada capacidad de obrar, en la vida de Su Hijo Jesús.

Las Escrituras enseñan que tras cruzar el lago de Genersaret junto con sus discípulos y después de apaciguar una tormenta que amenazaba volcar la barca, llegó a la ciudad.

“Después de cruzar el lago, arribaron a Genesaret. Llevaron la barca hasta la orilla y bajaron. Los habitantes reconocieron a Jesús enseguida y corrieron por toda la región llevando a los enfermos en camillas hasta donde oían que él estaba.”(Marcos 6:53-55. Nueva Traducción Viviente)

El nuestro es un Dios de poder. No hay nada imposible para Él. Justo cuando estaba escribiendo este artículo, recibí una llamada telefónica del exterior.

Una atribulada mujer me pedía orientación sobre su hijo. Era atormentado por demonios. Los médicos decían que era esquizofrenia y recomendaban internarlo en un hospital mental.

Tras evaluar la situación, comprobamos que el muchacho había estado inmerso en música de rock con mensajes subliminales. Por espacio de dos años oía temas que ni siquiera entendía, pero que eran violentos. ¡Satanás estableció una fortaleza mental en el adolescente! Sin embargo, el poder liberador de Jesucristo rompió las cadenas.

No importó la distancia a la que nos encontrábamos del jovencito. Cuando oramos y creemos, no hay limitantes ni geográficos ni de tiempo. ¡El nuestro es un Dios de poder! Él sana a los enfermos del cuerpo y del alma.

Dios sana, libera y transforma

Dios hace cosas tremendas en nuestras vidas, sin sencillamente nos sometemos a Él. Puede transformar todo nuestro ser, pero además, sanarnos de dolencias que la medicina considera incurables.

Si nos atrevemos a creer y rebasamos la lógica científica, los milagros ocurrirán. El evangelista Marcos relata que: “Por donde iba —fueran aldeas, ciudades o granjas— le llevaban enfermos a las plazas. Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados.”(Marcos 6:56. Nueva Traducción Viviente)

Muchos de los enfermos sabían que sólo tocando el manto de Jesús, serían sanos. Fe que rompe la lógica. Fe que no se deja arrastrar por el qué dirán. Fe que sólo se atreve a creer, aun cuando todo parezca adverso y contrario. Fe para los milagros.

Sanidad interior

¿Y qué decir de las heridas del alma? El Señor Jesús trae sanidad a su mundo interior. Basta que nos rindamos a Él. Se manifiesta con poder si solo nos abandonamos en sus manos, sabiendo que Él sabe obrar como lo necesitamos. Un Dios de poder, con la capacidad de transformar nuestra existencia y sanarnos.

¿Está atravesando por una situación desesperada? ¿Los médicos le desahuciaron? ¿Su matrimonio va camino al abismo?¿No sabe qué hacer con sus hijos rebeldes?

Le tengo la respuesta y a la vez la solución: Permita que Jesucristo tenga el control. Ríndase a Él. No siga luchando en sus propias fuerzas. Puedo asegurarle que su vida y la de su familia, cambiará radicalmente. Esa situación que hoy le llena de angustia y que quizá le ha hecho pensar en el suicidio, será cosa del pasado.

¿Desea usted ser totalmente sano, tanto en lo físico como en lo emocional? Pues el primer paso que debe dar, porque lo necesita, es recibir a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador. Es la mejor decisión que jamás pueda tomar una persona. Nos permite emprender el maravilloso y apasionante camino de crecimiento personal y espiritual. Reciba a Cristo Jesús en su corazón. No se arrepentirá.


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Como cristianos estamos llamados a ejercer un liderazgo personal en nuestra vida personal, en la familia y en la sociedad en la que nos desenvolvemos.
En la Biblia encontramos principios que imprimirán cambios en su forma de liderar, de tal manera que ejerza influencia en su entorno familiar y social en general."
Por Fernando Alexis Jiménez (*)
Cuando muere el profeta Moisés, a las puertas de entrar en la tierra prometida, Dios llamó a Josué. La misión debió tomar por sorpresa al joven líder. Es probable que, al igual que usted y yo cuando estamos frente a un enorme desafío, sentimos que la tarea excede nuestras capacidades.

Sin embargo, Dios que conoce las potencialidades de todos nosotros, llamó su atención sobre algunos aspectos fundamentales:

“Sé fuerte y valiente, porque tú serás quien guíe a este pueblo para que tome posesión de toda la tierra que juré a sus antepasados que les daría. Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas.”(Josué 1:6, 7 | NTV)

Una lectura cuidadosa del texto le permitirá descubrir los aspectos relevantes del llamamiento que le hizo el Señor, y que son fundamentales en el ejercicio de un liderazgo transformador:

1.- Fortaleza
2.- Valentía
3.- Seguir las instrucciones trazadas por Dios, que compartió inicialmente con Moisés.
4.- Perseverar
5.- Esperar en Dios.

Cinco fundamentos para asumir y cumplir el reto. Si las lee otra vez, comprobará que aplican a nuestro liderazgo cristiano y secular. Todo gravita por supuesto alrededor de nuestra dependencia de Dios. Él es quien nos da las fuerzas necesarias y las condiciones para cumplir las metas.

Otros factores importantes

Le invito a considerar otros factores importantes cuando desarrollamos un liderazgo transformador, aquél que ejerce influencia en nuestra vida, en la familia y en el entorno en el que nos desenvolvemos diariamente.

1.- Dar ejemplo. No solo trazar pautas sino ser quienes contribuyen haciendo.
2.- Entusiasmo. Es una actitud que contagia a quienes nos rodean.
3.- Capacidad de sobreponerse a las dificultades y derrotas.
4.- Capacidad de manejar los conflictos interpersonales.
5.- Capacidad de comunicar lo que queremos.

A éstos cinco principios debemos sumar dos importantes y que son inherentes a todo cristiano: la oración y la dependencia de Dios.  Depender de Él nos asegura la victoria en todos nuestros caminos.

No podría despedirme sin antes invitarle para que reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador. Jesucristo imprimirá cambios en su vida personal, espiritual y familiar. Él le permitirá desarrollar el liderazgo transformador en todos los ámbitos en los que usted se desenvuelve.

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Jesucristo trae libertad a quienes se encuentran bajo posesión o tormento de los espíritus del mal.
Por Fernando Alexis Jiménez *
Un proceso de liberación espiritual resulta eficaz cuando la persona endemoniada o atormentada por espíritus, busca ayuda para romper las cadenas. Pero, ¿qué ocurre cuando se trata de un hijo o de un familiar que no son conscientes de su situación, o persisten en el pecado?

En tales casos, hay un primer hecho a considerar. Lo encontramos en las Escrituras:

Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira; con el ardor de mi ira los consumí; hice volver el camino de ellos sobre su propia cabeza, dice Jehová el Señor.”(Ezequiel 22:30, 31| RV1960)

Estos dos versículos nos arrojan luces para despejar el interrogante. Dios espera que nos pongamos en la brecha, que seamos intercesores a favor de las almas.

Siete pasos a seguir

Si desea interceder y ejercer una labor orientada a que se rompan las cadenas espirituales en un hijo o un familiar, le animamos a seguir los siguientes pasos:
1. Identifique en qué tipo de prácticas ha estado inmerso su hijo o ser querido. Si no tiene un claro discernimiento al respecto, pídale la guía a Dios.
2. Verifique los objetos, tatuajes, música o tipo de literatura que frecuenta esa persona.
3. Pídale a Dios que, en el momento oportuno, pueda abordar a la persona y explicarle en qué peligro se encuentra. Dios abrirá puertas, no le quepa la menor duda.
4. No trate de forzar las cosas. Tampoco acuda a la arbitrariedad para arrojar objetos, literatura o música ajenos, a la basura. La persona que los posee, debe ser consciente de lo que está ocurriendo.
5. Vaya a Dios en oración, confiando que Él ministrará de su mano para traer libertad a los cautivos (Hebreos 4:16)
6. Ejerza su autoridad en Cristo para confrontar en oración el mundo de las tinieblas, particularmente aquel que ata a su hijo o familiar (Lucas 10:19-21)
7. Ministre sobre la persona atormentada o bajo posesión demoníaca, la sangre de Cristo. Jesús el Señor trae libertad a los cautivos.

Luchando contra un enemigo vencido

Es evidente que satanás anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5.8) pero como cristianos, estamos llamados a enfrentarlo (Efesios 6:12). Jamás olvide que Jesucristo nos asegura la victoria. Y de hecho, satanás es un enemigo ya vencido (Apocalipsis 12.7-10)

Aprópiese del poder de Dios para su vida en contra del mundo de maldad. Él desea que sus hijos, cónyuge y familiares reciban libertad. Siga la ruta de siete pasos que le proponemos, y le aseguramos, pronto verá los resultados.

Si aún no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Le aseguramos que emprenderá, tomado de la mano de Jesús, el maravilloso camino hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar.

* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com Visite este espacio web ahora mismo. 

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