Pídale sabiduría a Dios de tal manera que pueda hacer un adecuado manejo de los recursos familiares. |
Podemos asegurarle que una vez reorganice los factores de importancia en su vida, todo cambiará. El ambiente familiar será distinto, y por supuesto, la forma como gasta cada centavo."
Por
Fernando Alexis Jiménez | Editor de EBR
Todos somos
responsables por el manejo de los recursos. De acuerdo con las Escrituras,
estamos llamados a ejercer una adecuada administración, conforme a la voluntad
de Dios. No es un asunto trivial, sino por el contrario, muy serio. Lo abordó
el Señor Jesús cuando compartió una parábola sobre el manejo de los talentos.
En su relato
decía que un hombre acaudalado se fue lejos, pero antes de partir, dejó a
varios de sus siervos con talentos para administrar. Les entregó cinco, dos y
un talentos, respectivamente.
Cuando
regresó, el que había recibido cinco talentos, produjo el doble, e igualmente,
quien recibió dos talentos.
“Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”(Mateo 25: 24- 30)
¿Por qué
aplica a nosotros? Porque generalmente es lo que hacemos. Piense, por ejemplo,
en las veces que usted se endeudó sin medir las consecuencias, el cúmulo de
intereses que debió cancelar por las compras y, además, las nefastas
consecuencias de quedar sin movilidad financiera.
Errores más comunes
Le animamos a
considerar los errores más comunes en el manejo de las finanzas, que enumeramos
a continuación:
1.- Con frecuencia
malgastamos el dinero. ¿De qué manera?
·
Pago de intereses y recargos
cuando compramos a crédito.
·
Comprar lo innecesario.
·
No valorar y malgastar los
recursos (Proverbios 24:30-34)
2.- Muchas personas
procuran conseguir recursos rápido y fácil, sin medir las consecuencias
(Proverbios 28:22)
3.- Dios nos advierte, a
través de las Escrituras, sobre la necesidad de ser prudentes en el manejo de
los recursos (Proverbios 2:11; 24:6)
4.- Adquirir deudas, la
mayoría de ellas innecesarias (Proverbios 22:7; 1 Corintios 7:21-23)
5.- No podemos desconocer
que el propósito eterno de Dios ha sido el que no le debamos nada a nadie
(Romanos 13:8)
6.- Descuido en el manejo
de los recursos que Dios nos provee para administrar (Lucas 19:11-26; Mateo
25:14-30)
7.- Engañar a las personas
cuando hacemos negocios o tenemos manejo de recursos (Proverbios 17:23;
Santiago 5:4)
8.- La vida familiar no
puede girar solamente alrededor de los recursos financieros (Lucas12:15; 1
Timoteo 6:6-10)
No podemos
olvidar que lo material es, ha sido y será algo transitorio.
No podemos
sacrificar la familia por el dinero.
9.- Debemos trabajar, pero
el trabajo no puede constituir el eje central de nuestra existencia (2 Timoteo
2.4)
Reordene sus prioridades
Si estamos interesados
en edificar familias sólidas, debemos prestar especial atención a las finanzas.
Otro aspecto
a considerar, es que debemos reorganizar los asuntos a atender. El orden
adecuado de nuestras prioridades debe ser:
·
Ocuparnos de Dios
·
Ocuparnos de la familia
·
Ocuparnos del trabajo
Podemos
asegurarle que una vez reorganice los factores de importancia en su vida, todo
cambiará. El ambiente familiar será distinto, y por supuesto, la forma como
gasta cada centavo.
- De la mano con esa decisión, debemos pedir sabiduría a Dios y elaborar un presupuesto.
- Una vez tengamos relacionado en qué vamos a invertir los recursos, es importante llevar un cuidadoso registro de los gastos que hacemos y compararlo, al final del mes, con lo presupuestado.
No olvide la generosidad
La
generosidad debe ser un distintivo del cristiano. Si Dios nos provee y somos
administradores de los recursos, sabiduría implica también, dar a quien lo
necesita. Guardando las proporciones, podríamos decir que es precisamente lo
que espera el Señor de nosotros (Lucas 6:37, 38; Proverbios 11: 24, 25)
Le animamos,
además, a tomar nota de los tres niveles de generosidad que debemos observar al
manejar los recursos:
·
Generosidad hacia la obra de
Dios (Proverbios 3:9)
·
Generosidad hacia el prójimo
(Gálatas 6:10)
·
Generosidad hacia el necesitado
(Lucas 3.11; Proverbios 14:21, 31; 19:17)
Cabe tener en
cuenta un hecho de singular importancia: Hasta tanto no involucremos a Dios en
el manejo de los recursos, difícilmente podremos superar las deudas y la
práctica recurrente de gastar más de lo que ganamos. Esto por supuesto nos
lleva a una escasez permanente.
No podríamos
despedirnos sin antes invitarle para que le abra las puertas de su corazón a
Jesucristo. Es la mejor decisión que podrá tomar. Prendidos de Su mano,
emprenderá el proceso de crecimiento personal, espiritual y familiar que
anhela.
© Fernando
Alexis Jiménez – Misión Edificando Familias Sólidas.
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