Dios es la fuente de nuestro gozo. Sobre esa base, nada ni nadie nos pueden ni deben robar la alegría que el Señor concibió para nosotros cuando estaba creando el mundo. |
Ni las personas ni las circunstancias pueden ni deben robarnos la alegría, ese gozo con el que Dios nos concibió desde antes de la creación. La razón es sencilla: el Señor es la fuente de nuestra felicidad y nada ni nadie la podrán robar de nuestro ser. Le animamos a escuchar esta audio reflexión con Fernando Alexis Jiménez>>
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