Si siente que ha caído en las redes de la adicción a los teléfonos celulares, es hora de ser libre. Reconozca el problema y dependa de Jesucristo para romper esa atadura. |
Toda cadena se puede romper, por el poder de Jesucristo. Él deshace cualquier atadura, pero debemos depender de Él y no luchar en nuestras fuerzas. Una forma eficaz es a través de la oración cuando experimentemos debilidad. El amado Hijo de Dios, el Dios de poder, nos fortalece para vencer."
Por Fernando Alexis Jiménez| Editor EBR|
Generalmente consideramos
adictos a quienes no pueden escapar del consumo de las drogas, el alcohol o el
cigarrillo, pero nunca a quienes no pueden prescindir del teléfono celular.
Pero, ¿sabía que sí lo son? Millares de personas se encuentran en esta
situación. Este creciente fenómeno se conoce como nomofonia, que es el temor
irracional a estar desconectado a través de un dispositivo electrónico.
Los especialistas estiman que,
a cifras de hoy, el 86% de quienes son usuarios de internet a través de tabletas
o teléfonos, se sienten mal física o emocionalmente cuando están desconectados.
En síntesis es uno de los vicios más arraigados del siglo veintiuno. Entre las
posibles causas comunes se cuentan el aislamiento, la inseguridad y la baja
autoestima.
Cinco síntomas inequívocos de que corre peligro
Quizá considera que su
ansiedad por estar conectado a la internet a través de un mecanismo portátil,
no es tan grave. Pues bien, le invitamos a revisar los siguientes síntomas para
verificar si corre peligro:
1. El
teléfono celular se ha convertido para usted en una prioridad.
2. Si
no tiene a mano el celular se siente desorientado.
3. Si
está ocupado en el teléfono le importa poco que esté a su lado su cónyuge e
hijos.
4. Cuando
su teléfono se queda sin batería, experimenta ansiedad o desesperación y busca afanosamente
quien le preste un cargador.
5. Lo
primero que hace al levantarse es mirar el teléfono y es, igualmente, lo último
que hace antes de ir a la cama.
Por favor, tómese el tiempo
que considere oportuno para evaluar su vida y, despacio, haga un chequeo para
verificar en cuáles de los puntos coincide su vida. Si es en todos,
definitivamente corre peligro de ser adicto o, al menos, estar en la frontera
de caer en ese hábito compulsivo.
Evidencias de que padece de nomofobia
Quien cruzó los límites y
definitivamente es adicto al celular, enfrentará al menos dos de los siguientes
síntomas:
1. Presenta
el síndrome de la abstinencia cuando no tiene a mano el teléfono celular.
2. Presenta
estrés cuando no tiene a disposición el teléfono celular.
3. Vive
obsesionado por estar conectado a través del celular.
4. Considera
el teléfono como algo indispensable en su vida.
5. Presente
afectaciones eventuales como taquicardia, sudoración excesiva y dolores de
cabeza y de estómago.
El 40% de los adolescentes se
encuentra inmerso en una adicción al teléfono, pero el 60% restante del
segmento de población activa con este problema, se distribuye entre jóvenes y personas
que oscilan entre los 35 y 60 años.
Siete sugerencias prácticas
Si ha reconocido que enfrenta
una adicción al teléfono, es importante que admita que su vida no puede girar
en torno al celular. Es un instrumento para facilitar su vida, pero no puede
convertirse en esclavo del dispositivo electrónico.
A continuación, algunas sugerencias
prácticas:
1. Renuncie
por algún tiempo a su teléfono de alta gama, y utilice uno de los más
sencillos.
2. En
caso que le resulte difícil esa renuncia
voluntaria, trate de romper la rutina de estar prendido del celular. No es
algo que se logra de la noche a la mañana, sino progresivamente.
3. Establezca
horarios para consultar el teléfono celular. Puede comenzar con 30 minutos e ir
espaciando el lapso hasta llegar a mirar el dispositivo cada 3 horas, que es
algo manejable.
4. Ponga
límites al tiempo de conexión a la internet.
5. Reconozca
que renunciar a la adicción al celular le permitirá ganar más tiempo para su
familia. El sacrificio vale la pena.
6. 6.
Apague el teléfono cuando esté compartiendo tiempo en familia o quizá en una reunión.
7. Cuando
vaya a dormir, desconecte su teléfono.
Piense por un instante que
Dios lo creó con las potencialidades para ser libres. No puede, bajo ninguna
circunstancia, terminar siendo adicto.
Dependa de Dios para ser libre
El único que nos lleva a la
libertad, es Dios. El Señor Jesús es el camino. En la Palabra leemos: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en
él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”(Juan 8:31, 32)
Toda cadena se puede romper,
por el poder de Jesucristo. Él deshace cualquier atadura, pero debemos depender
de Él y no luchar en nuestras fuerzas.
Una forma eficaz es a través de la oración cuando
experimentemos debilidad. El amado Hijo de Dios, el Dios de poder, nos fortalece
para vencer.
Reconocer que hemos estado
fallando, es esencial (1 Juan 1.9). Dios nos ayuda en todo el proceso de ser libres.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Otro elemento valioso es
rendir nuestros pensamientos a Cristo, desechando todo aquello que nos lleva de
nuevo al comienzo de todo, es decir, a las adicciones (Filipenses 4:8)
Si aún no ha recibido a Jesucristo
como su Señor y Salvador, es hora de que lo haga. Permita que Él reine en su
vida y en su familia. Es la mejor decisión que podrá tomar.
** Fernando Alexis Jiménez es
Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com
y, junto con su esposa Lucero, son pastores en la Iglesia Misión Edificando
Familias Sólidas www.FamiliasSolidas.Com
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