El amor y el respeto, tal como enseña la Biblia, son fundamentales para afianzar la relación conyugal. |
Sabiamente el apóstol Pablo enfatiza en los componentes de una buena relación. La mujer valora las demostraciones de amor al tiempo que para el hombre, resulta significativa la demostración de respeto."
Por Fernando
Alexis Jiménez (*)
Hay dos palabras que a su vez encierran actitudes que nos permiten afianzar la relación matrimonial
y asegurar su permanencia, con ayuda de Dios. Me refiero al amor y al respeto.
El apóstol Pablo lo sintetizó así, en su carta a los
creyentes de Éfeso en el primer siglo:
“Por eso les
repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa
debe respetar a su marido.”(Efesios 5:33| NTV)
Deja claro algo que la sicología pretende haber
descubierto en nuestros tiempos: la importancia del amor y del respeto en la
vida conyugal.
Hogares convertidos en trincheras de guerra
Dios concibió el hogar como un espacio en el que los
cónyuges, además de compartir en armonía, pudieran educar los hijos bajo
sólidos principios y valores (Proverbios 22:6) No obstante, cuando la familia
se convierte en una trinchera donde priman los enfrentamientos, el odio, las
palabras de resentimiento y expresiones de hostilidad, los componentes de la
pareja reciben profundas heridas emocionales y los niños, adolescentes y
jóvenes llevan la peor parte.
Sabiamente el apóstol Pablo enfatiza en los componentes
de una buena relación. La mujer valora las demostraciones de amor al tiempo que para el hombre,
resulta significativa la demostración de respeto.
Pese a ello, encontramos hoy mujeres que tratan a sus maridos
como quieren, con hechos y con palabras, mientras que los hombres son hoscos
con sus esposas y no le expresan lo que sienten por ellas. En un ambiente así,
no podemos esperar menos que problemas.
Asuma cambios en la relación
Cuando reconocemos que algo no anda bien y decidimos
emprender el cambio, el curso de la historia conyugal y familiar será distinto.
Comparto con usted seis recomendaciones que le permitirán
afianzar el amor y el respeto en las relaciones:
Ø Sea
cuidadoso al referirse a su cónyuge. Mida sus palabras (Proverbios 12.18)
Ø Desarrolle
tolerancia en la relación matrimonial y con los hijos (Colosenses 3:13)
Ø Reconozca
que nadie es perfecto y que debemos aceptar al otro tal como es. Si nos
disgusta, el camino es orar a Dios para que lo cambie.
Ø Trate
con amabilidad a su esposo o esposa, aun cuando no siempre sea retribuido.
Ø Si
hay disgustos, ore a Dios para que sane cualquier herida que haya en su
corazón. Le evitará, hacia futuro, explotar y causar heridas con sus palabras y
sus acciones.
Ø Permita
que Dios les ayude a ser edificados en amor (1 Corintios 8:1 b). Si no sabe
cómo hacerlo, pídale sabiduría al Señor en oración.
Puedo asegurarle que estas sugerencias le ayudarán a
fortalecer su vida matrimonial, y de paso, crearán mejores condiciones para sus
hijos.
El cambio comienza por usted
La vida matrimonial no cambiará a partir de la decisión
de su cónyuge, puedo asegurárselo. A menos que él o ella tengan la suficiente
humildad y grandeza de corazón para reconocer que han fallado.
Es allí cuando cabe aplicar el mejor consejo que tenemos
a mano para que nuestra vida matrimonial se fortalezca. Lo enseñó Jesús a una
multitud, y cobra particular vigencia hoy para la vida conyugal:
"Así pues,
hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes;
porque en eso se resumen la ley y los profetas." (Mateo 7:12| Versión Dios
haba hoy)
Si anhelo un cambio, yo mismo debo cambiar. Es un proceso
que comienza con reconocer las faltas y, en segundo lugar, cuando pido la ayuda
de Dios. Renuncio a mi orgullo para darle lugar a Él, permitiendo que tome
control de mis pensamientos y acciones.
Hay otro consejo práctico, sencillo pero eficaz para
mejorar su relación: elabore un listado con las cosas positivas de su cónyuge.
Diariamente anote una sola. Comprobará al final del mes, que son más las
virtudes de su esposo o esposa, que los errores. Ese simple ejercicio le
ayudará a cambiar su perspectiva, y comenzará a valorar el matrimonio.
Permítame despedirme con una invitación. Ábrale las
puertas de su corazón a Jesucristo. Deje que Él tome el control de sus
pensamientos y acciones. Es el camino eficaz para imprimir transformación a su
vida personal, espiritual y familiar. Es un viaje maravilloso que no se puede
perder. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo.
* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal
cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com
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