Dios nos concibió para ser vencedores en todas las áreas de nuestra vida. Compartimos con usted siete principios que le llevarán a nuevos niveles, siempre. |
Nadie será vencedor a menos que dependa de Dios en todo momento. Esa dependencia está ligada a desarrollar intimidad y confianza en el Señor."
Por Fernando Alexis Jiménez (*)
Aun cuando la escena ocurrió mil
años antes de Cristo, reviste una significación histórica sin precedentes y
arroja enseñanzas que aplican a nuestro tiempo. Me refiero al momento en el que
el rey Saúl comete pecado y Dios decide escoger otro monarca para Israel. Y
envía al sacerdote Samuel para ungir al sucesor de Saúl.
La historia la encontramos en
el primer libro de Samuel capítulo 16. Un relato apasionante, como todos los de
la Biblia, y permítame resaltarlo porque encontrará siete principios que
transformarán su vida personal, espiritual y familiar:
1. Nadie es indispensable pero sí valioso
en los planes de Dios
Cuando Saúl era joven e iba
tras las asnas que se le habían perdido a su padre, Dios lo escogió para ser
rey (1 Samuel 9:1-27) No obstante, pecó y se envaneció. Entonces el Señor
decide llamar a otro rey para Israel. En esa dirección, habló con Samuel:
Ahora bien, el Señor le dijo a
Samuel: “Ya has hecho suficiente duelo por Saúl. Lo
he rechazado como rey de Israel, así que llena tu frasco con aceite de oliva y
ve a Belén. Busca a un hombre llamado Isaí que vive allí, porque he elegido a
uno de sus hijos para que sea mi rey.”(1 Samuel 16:1| NTV)
Saúl era valioso para el plan de Dios, pero no indispensable. Es algo que jamás podemos olvidar, particularmente
aquellos que creen que si no colaboran con el plan divino, el Señor quedará
frustrado. Tremendo error. Con nosotros o sin nosotros, Él cumplirá su
propósito eterno.
2. Si Dios nos envía, Dios nos muestra los
pasos a seguir
El relato encierra un momento
de tensión, como en las mejores películas. Ocurre cuando Samuel le pregunta a
Dios: “… — ¿Cómo puedo hacerlo? Si Saúl llega a
enterarse, me matará. —Lleva contigo una novilla —le contestó el Señor— y di
que has venido para ofrecer un sacrificio al Señor. 3 Invita a Isaí al
sacrificio, y te mostraré a cuál de sus hijos ungirás para mí.”(1 Samuel 16: 2,
3 |NTV)
Que se enojara o no el rey
Saúl, no iba a frustrar el plan de Dios. Lo mejor que podemos hacer, en todas
las circunstancias, es permitir que Dios nos guíe en los pasos a seguir para
cumplir la misión o propósito para el que nos ha llamado.
3. Dios mira nuestro corazón, no la
apariencia
Una vez llegó el profeta
Samuel a casa de Isaí, pidió que presentara a sus hijos. Por supuesto, un error
en el que incurrió el siervo de Dios, fue apreciar con los ojos y no con el
discernimiento del Señor. Creo que nos ha ocurrido a todos.
Al respecto, el Señor llamó su
atención, y también a nosotros hoy: “Cuando
llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: « ¡Seguramente este es el ungido del
Señor!». Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su
estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en
que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el
corazón.”(1 Samuel 16: 6, 7 | NTV)
Resulta alentador, también,
que pese a haya quienes nos subestimen, nuestro amado Padre conoce qué hay en el
corazón y en los pensamientos de cada quien (Salmo 139:1-6; Jeremías 17: 10;
Romanos 8:26, 27). Y, con base en lo que Él ve, nos permite servirle y llegar
siempre a nuevos niveles.
4. Dios no subestima a ninguna persona
Si los hombres miran la
apariencia y no el corazón, es fácil que caigan en el terreno de subestimar a
las personas que les rodean. Todos los hijos de Isaí pasaron frente a Samuel,
pero el Señor le dijo que ninguno de ellos sería escogido.
No obstante, como lo leemos en
la Palabra, Dios no subestima a nadie: “Después Samuel
preguntó: — ¿Son estos todos los hijos que tienes? —Queda todavía el más joven
—contestó Isaí—. Pero está en el campo cuidando las ovejas y las cabras. —Manda
llamarlo de inmediato —dijo Samuel—. No nos sentaremos a comer hasta que él
llegue.” (1 Samuel 16:11 | NTV)
David estaba detrás de un
rebaño, olvidado de su propio padre y de sus hermanos; sin embargo, Dios lo
tenía en Sus planes desde antes de la fundación del universo.
5. Dios nos escogió desde la eternidad para
cumplir su propósito
El artículo que ahora lee,
inicialmente fue una conferencia que impartí a un nutrido grupo de
adolescentes. Algunos se quebrantaron cuando meditábamos en algo maravilloso:
Pese a que Dios estuviera muy ocupado creando el universo, desde la eternidad
Él ya pensaba en nosotros.
Igual ocurrió con David. Dios
sí conocía la humildad, disposición de corazón y sujeción de este joven pastor
de ovejas. Isaí se mantenía orgulloso de los hijos mayores, pero el Señor
conocía hasta los más mínimos pensamientos de David, por eso lo llamó:
Relata la Escritura que Isaí
debió atender la instrucción de Samuel: “Entonces Isaí
mandó a buscarlo. El joven era trigueño y apuesto, y de hermosos ojos. Y el
Señor dijo: —Este es, úngelo.”(1 Samuel 16: 12 | NTV)
No tengo la oportunidad de
conocerle, pero sí hay algo que puedo asegurarle: si dispone su corazón para
Dios, Él los utilizará con poder y, dependiendo de Él en todo momento, lo
llevará a alcanzar nuevos niveles siempre.
6. Si aceptamos la misión de Dios, Él nos
acompañará siempre
Cuando asumimos el desafío de
Dios para realizar grandes obras, Él nos acompañará siempre. No estaremos
solos.
Le invito a mirar el final de
la escena del llamamiento de David: “Al estar David
de pie entre sus hermanos, Samuel tomó el frasco de aceite de oliva que había
traído y ungió a David con el aceite. Y el Espíritu del Señor vino con gran
poder sobre David a partir de ese día. Luego Samuel regresó a Ramá.”(1 Samuel
16:13 | NTV)
No estamos solos. Eso es
alentador. Dios nos guiará en los pasos que debemos dar. Nos fortalecerá con Su
Espíritu. Nos llevará a la victoria.
7. Dependa de Dios en todo momento
Nadie será vencedor a menos
que dependa de Dios en todo momento. Esa dependencia está ligada a desarrollar
intimidad y confianza en el Señor.
Si lo hacemos, no hay
obstáculo que salga al paso que no podamos superar. Confiar en Dios no resulta
fácil para infinidad de personas, quizá para usted y para mí tampoco. La razón
es sencilla: siempre queremos tener el control de todas las cosas. Cuando
decidimos confiar en el Padre, entregamos en sus manos todos los planes y
proyectos y le permitimos obrar conforme a Su voluntad (Salmo 37: 5)
Permítame despedirme con una
invitación. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Deje que Él tome el
control de sus pensamientos y acciones. Es el camino eficaz para imprimir
transformación a su vida personal, espiritual y familiar. Es un viaje
maravilloso que no se puede perder. Ábrale hoy las puertas de su corazón a
Jesucristo.
* Fernando Alexis Jiménez es
Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com
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