Una persona inmersa en las drogas puede ser libre por el poder de Jesucristo. Las cadenas se rompen. La terapia es buena, pero el centro del tratamiento es Dios. |
Por Fernando Alexis Jiménez| Editor de EBR
Una familia
donde uno de sus componentes está inmerso en las drogas, termina siendo
afectada en su conjunto.
“Es un verdadero drama”, comentaba una
madre cuyo calvario incluía muchas horas en la noche sumida en el desvelo y
mirando a través de la ventana, en procura de ver a un hijo que no llegaba.
La persona
sumida en las drogas es un dependiente directo mientras que sus familiares se
convierten en co-dependientes. Hay tres tipos:
1. Co-dependiente
primario (el cónyuge)
2.
Co-dependiente secundario (los hijos o hermanos)
3.
Co-dependiente terciario (los familiares como tíos, abuelos etc.)
Por favor
evalúese. Usted que tiene a alguien en esa situación, lo más probable es que
forme parte de un grado de co-dependencia. Tenerlo claro es esencial para un
posterior tratamiento.
Etapas de alguien sumido en las drogas
Quine está sumergido
en las drogas, atraviesa por lo menos tres etapas:
1. El adicto
tiene TRABAJO (o estudio) y FAMILIA.
2. El adicto
pierde el TRABAJO (o estudio) pero conserva a la FAMILIA.
3. El adicto
pierde el TRABAJO (o estudio) y a la FAMILIA.
Entre la
primera y la segunda etapa, lo más probable es que ese familiar incurra en dos mecanismos
de defensa:
·
Negación: Insiste en que no es
adicto, que se trata de un comportamiento que puede controlar.
·
Proyección: Asegura que
está enredado en las drogas por culpa de su cónyuge, de sus padres o por la
primera persona que encuentre en el camino.
Cuando se pierde a la familia, el químico-dependiente
se enfrentará a dos hechos dolorosos:
·
El señalamiento.
·
El rechazo.
Nuestro gran
reto radica en no propiciar esa situación en aquél familiar que antes que un
dedo acusador, necesita es ayuda.
¿Qué actitudes ayudan a un adicto?
Lo ayudan:
·
El que le hagamos consciente de su
responsabilidad.
·
Que nos acerquemos a compartirle una palabra de
aliento, pero al mismo tiempo lo llamemos a tomar decisiones radicales, con
ayuda de Dios.
·
Expresarle amor, no solo con palabras sino con
hechos.
¿Qué perjudica a un adicto?
Lo que
perjudica a un químico dependiente:
·
Justificarlo por sus errores.
·
Taparle sus errores.
·
Cubrirle sus faltas, incluso asumiendo los
costos si causó daños.
·
Proveerle para las drogas.
Dios es el único camino
Salir de las
drogas es posible. En el proceso se conjugan dos elementos: la terapia y la
fundamentación del adicto en nuevos principios y valores, tomados de la Biblia.
La razón es sencilla. El único camino para salir de esa espiral sin fondo es
Dios. Él rompe las cadenas, nos hace libres.
No podría
despedirme sin una recomendación esencial: ábrale las puertas de su corazón a
Jesucristo. Él es quien transforma su vida. Le permite renunciar a una vida de adicciones
y comenzar de nuevo. Usted necesita a Jesucristo en su corazón.
© Fernando
Alexis Jiménez es Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com y, junto con su esposa, Lucero, son pastores de
la iglesia Misión Edificando Familias Sólidas en la ciudad de Cali. www.FamiliasSolidas.Com
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