Las nuevas generaciones, atadas a los teléfonos y dispositivos electrónicos, son más inseguras que en otras épocas. |
Por Fernando Alexis Jiménez| Editor de EBR
La masiva utilización de la tecnología ha traído consigo
cambios profundos y significativos en nuestra adolescencia y juventud.
Un estudio adelantado por la catedrática de sicología de
la Universidad Estatal de San Diego, Jean Twenge, revela que ahora tenemos una
descendencia de muchachos menos rebeldes, más tolerantes, sin felicidad y, por
supuesto, no preparados para el tránsito a la edad adulta.
La investigación se realizó con fundamento en la encuesta
a 11 millones de jóvenes estadounidenses y entrevistas en profundidad.
Tras los resultados, ella los llama la Generación Smartphone e
indica que su crecimiento es más lento que para los adolescentes y adultos de
las pasadas décadas.
Entre las características a las que quizá no hemos dado
relevancia, están el que son menos propensos a conducir automóviles, trabajar,
tener sexo, salir, y tomar alcohol.
Para algunos padres es bueno, pero la otra cara de la
moneda es que se trata de adolescentes y jóvenes esclavizados por un
dispositivo electrónico.
Más conectados con
el mundo, más aislados de su entorno
Curiosamente nuestros adolescentes y jóvenes se sienten
seguros mientras están dentro de la burbuja de la tecnología. Esto les lleva a
aislarse de las situaciones en las que habitualmente participan los adultos. De
la mano con este hecho, está una realidad: son más dependientes de sus padres y
les cuesta tomar decisiones.
¿Qué lleva a este punto? Generalmente el que los
adolescentes y jóvenes pasan hasta 6 horas diarias conectados a la Internet.
Por supuesto, es tiempo que no están conectados emocionalmente con sus padres o
amigos.
Esta nueva generación no lee, practica menos deportes, no
escribe y, contrario a lo que ocurría en otras épocas, frente a cualquier
adversidad encuentra en el suicidio una salida. Lamentablemente, para muchos es
la única.
Como consecuencia de estar conectados a la tecnología
pero desconectados de su entorno, adolescentes y jóvenes se despeñan con mayor
facilidad al abismo de la ansiedad o la depresión. El fenómeno ocurre desde el
2012, de acuerdo con los estudios profesionales.
Los padres tenemos
un enorme reto
Frente a la situación que vivimos, los padres tenemos un
enorme reto con los hijos. Fundamentalmente se orienta en dos direcciones: la
primera, pasar más tiempo con ellos y estrechar los lazos de amistad, y la
segunda, perseverar en la tarea de forjarlos en principios y valores.
Desde hace siglos encontramos esta recomendación en la
Palabra de Dios:
“Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.”(Deuteronomio 6:7-9)
Los fundamentos bíblicos no han pasado de moda. Siguen
vigentes hoy más que nunca, y sobre esa base, es necesario fortalecerlos en
casa.
La evangelización no será hoy como en otras épocas. Debe
partir de la dependencia del Espíritu Santo para que nos guíe en la ruta a
seguir, pero, además, tener en cuenta que se trata de una generación conectada
con la tecnología que busca más respuestas a sus interrogantes.
No podría concluir sin antes invitarle para que tome la
mejor decisión de su vida: ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Él
traerá transformación a su vida personal y familiar. Reciba a Jesús como el
Señor y Salvador de su existencia.
© Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal
cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com y, junto con su esposa Lucero, son
pastores de la #MisiónEdificandoFamiliasSólidas en Cali (Colombia)
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