Si queremos evitar dolores de cabeza futuros con los hijos, desde ya debemos formarlos en principios y valores. |
La Biblia nos habla claramente respecto a qué hacer cuando nuestros hijos andan inmersos en pecado. Define también si perdemos o no las bendiciones."
Por Fernando Alexis Jiménez
La pregunta la escucho una y
otra vez al término de conferencias. El interrogante lo formulan padres cristianos a quienes
les asiste la inquietud de si sus hijos, algo desordenados e inmersos en pecado
e inmoralidad, podrían levantar una barrera espiritual para las bendiciones familiares.
“Leonardo vive aún en casa; está cursando universidad, pero cayó en
fornicación con su novia. Hasta he pensado que se vaya”, me dijo en Lima
(Perú) una mujer atribulada.
LA INFLUENCIA DEL ENTORNO. De una u otra manera, todos nos hemos visto
influenciados por el entorno. Un ejemplo sencillo: los modernos teléfonos
celulares. ¿Por qué los usa usted? Bien podría utilizar los más básicos, para
llamar y recibir llamadas. Pero no podemos desconocer que el entorno nos
afecta, y terminamos yendo en la vía que los demás.
Igual con cada componente de
la familia. Nuestros hijos no son una excepción. Si queremos que ellos
permanezcan firmes en medio de una sociedad sin principios ni valores, debemos
forjarlos desde un comienzo en principios y valores.
ORAR POR LOS HIJOS. Posiblemente sus hijos andan en pecado. Aun
cuando usted se los ha advertido, siguen en lo mismo. ¿Qué hacer? Orar por
ellos.
Le invito a considerar la
historia de Job, el libro más antiguo de cuantos contiene la Biblia. A sus
hijos les gustaba la farra y no eran propiamente de los jovencitos que cantan
en el coro de la iglesia:
“E
iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban
a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. Y
acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número
de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán
blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.”(Job
1:5)
Job no desconocía lo que
hacían y menos el hecho de que rayaban en la mundanalidad. Por ese motivo se
convirtió en un intercesor. Oraba por ellos, e incluso, pedía perdón por si en
algo habían blasfemado contra Dios.
LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL. Es cierto que sus hijos libertinos puede que
vivan hoy en casa. Echarlos no es el camino. Lo apropiado es marcarles unas
reglas claras. Ejercer una sana autoridad y liderazgo familiar.
En el libro de Ezequiel
leemos: “El alma que peque, ésa morirá. El hijo no
cargará con la iniquidad del padre, ni el padre cargará con la iniquidad del
hijo; la justicia del justo será sobre él y la maldad del impío será sobre él.”(Ezequiel
18:20| La Biblia de Las Américas)
El texto Escritural es muy
claro. La responsabilidad es de carácter individual. Usted no debe temer que se
ponga una limitante a las bendiciones que espera como padre lo mismo que
para su cónyuge y demás hijos.
Insisto en la oración como
via para que sus hijos experimenten la maravillosa experiencia de conocer a
Jesús como su Señor y Salvador. Sólo Él puede llevarnos por el camino de la
transformación personal, espiritual y familiar. Decídase hoy por Jesucristo.
* Fernando Alexis Jiménez es
Director del Portal cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com
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