Conozca cinco fundamentos bíblicos para ser utilizados por Dios en Su obra. Decídase hoy a ser un instrumento poderoso en el Reino. |
Por Fernando
Alexis Jiménez *
Cuando tenemos un encuentro con Jesucristo y emprendemos
de Su mano el viaje hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar,
anhelamos ser utilizados para contribuir en la extensión del Reino de Dios.
¿Esa idea ha pasado por su mente? Probablemente sí. Y
toma mucho más fuerza cuando leemos la gran comisión que nos hizo Jesús:
“Y les dijo: Id por todo el mundo; y
predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será
salvo; más el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los
que creyeren: En mi Nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; quitarán
serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán.”(Marcos 16:15-18 | La Biblia de Las Américas)
Leer este pasaje Escritural nos despierta muchas
expectativas. Sería maravilloso ser instrumentos para ministrar con poder. ¿No
le parece? Es una forma de proclamar a Cristo, que vive y obra en nosotros.
Hay una ruta sencilla que comparto con usted, trazada con
fundamento en pasajes de la Biblia:
1. Apártese del
pecado
Si desea ser útil en la extensión del Reino de Dios, y
ser utilizado por Él con poder, apártese del pecado. Haga suyas las palabras
del apóstol Pablo:
“Pero el fundamento de Dios está firme,
teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de
iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Pero en una casa grande, no solamente hay
utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son
para usos honrosos, y otros para usos viles.
Así que, si alguno se limpia de
estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y
dispuesto para toda buena obra.”(2 Timoteo 2:19-21)
Sin duda Dios quiere utilizarnos poderosamente, pero un
paso esencial es limpiarnos de todo peso de pecado. Renuncie a tiempo a todo
aquello que le impide avanzar.
2. Arrepiéntase y
pida perdón
Puede que usted haya sido un pecado contumaz por años. Y
aún, en su condición de cristiano, siga inmerso en el pecado. Arrepiéntase y
vuélvase a Dios. El Padre lo perdonará.
En las Escrituras leemos esta declaración poderosa del
apóstol Juan: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”(1 Juan 1:9)
Salga del común de la gente. Levántese en victoria,
tomado de la mano de Jesús. No siga en la banca. Sea instrumento útil en manos
de Dios para la extensión de Su Reino.
Ser santo no es que jamás
caigamos en pecado. Sin duda puede ocurrir. Pero si caemos en pecado, debemos
levantarnos y volver la mirada a Dios. No una sino cuantas veces sea necesario.
Él debe ser el centro de nuestra atención y confianza.
3. Tenga su mirada
puesta en Jesucristo
Quien nos llama a servir en el Reino de Dios es
Jesucristo. Él es nuestro capitán, y va delante de nosotros para darnos la
victoria en cualquier circunstancia.
Cabe aquí recordar lo que enseña el autor sagrado: "Por
tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el
autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
"(Hebreos 12: 1, 2)
Ser instrumentos útiles en las manos de Dios es posible
cuando nuestra mirada está puesta en Jesucristo.
4. Recuerde que
usted servirá a Dios entre un pueblo escogido
Servir a Dios en la extensión de Su Reino es un gran
privilegio. No podemos tomarlo a la ligera. Es algo extraordinario y
gratificante ser instrumentos en Sus manos.
Sobre esa base, no podemos perder de vista el hecho de
que Él espera que ministremos en medio de un pueblo escogido y santo:
“… a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese santa y sin mancha.”(Efesios 5:27)
Pida a Dios sabiduría para obrar adecuadamente en medio
del ministerio al que le llamó a servirle.
5. Disponga su
corazón para Dios
Si tiene claro que Dios desea utilizarle con poder y
quiere asumir el llamamiento a Su obra, disponga el corazón.
Hacerlo toma como fundamento los siguientes elementos:
Ø Siga
a Jesús, consciente de que Él marca el sendero (Lucas 9:23)
Ø Permita
que Él le muestre cada día la ruta a seguir, mediante el Espíritu Santo obrando
en su vida (Romanos 8:11)
Ø Permita
que el Espíritu Santo sepulte en su vida las obras de la carne (Romanos 8:13).
Puedo asegurar que si dispone su corazón para Dios,
ejercerá una influencia transformadora entre quienes le rodean y podrá, en el
tiempo del Señor, ser útil en Su obra, contribuyendo decididamente a extender
el Reino.
Si aún no ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador,
y leyó este artículo mientras buscaba algún tema en la Internet, le animamos a
recibir a Jesús como su Señor y Salvador. Prendido de Su mano emprenderá el
maravilloso camino hacia el crecimiento personal, espiritual y familiar. Ábrale
hoy el corazón al Hijo de Dios.
* Fernando Alexis Jiménez es Director del Portal
cristiano www.MensajerodelaPalabra.Com
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