Guarde sus labios de estar criticando a otras personas |
Por Fernando Alexis Jiménez
¿Alguna vez se sorprendió a sí mismo criticando a otras
personas? ¿Es consciente que destruyó la honra o de que quizá hirió a otras
personas con sus palabras? La crítica llega a convertirse en un hábito
destructivo para nuestras vidas y las de quienes nos rodean. Genera infelicidad, heridas emocionales y
sufrimiento entre quienes se convierten en blanco de nuestros comentarios
destructivos.
Raíces de la crítica.
Si procuramos conocer sus orígenes, debemos tener en cuenta dos factores. Uno
de carácter espiritual que podría manifestarse por generaciones enteras de
familias, y de otra parte, como consecuencia del egoísmo, de la convicción
equivocada de que somos perfectos y los demás fallan, del temor, de la rabia,
de la falta de seguridad, la carencia de amor y la baja autoestima que una
persona arrastra desde la niñez.
Formas de evitar la
crítica. Si hay algo a lo que estamos llamados, es a corregir las críticas
hacia los demás. No deben tener cabida en nuestra vida. Hay 5 sugerencias que
compartimos con usted:
- Medir cuidadosamente lo
que decimos
- Evitar las palabras
negativas cuando hablamos
- Reflexionar, ¿es necesaria
la crítica?
- Respetar las diferencias
con otras personas
- Reflexionar en torno a que
las críticas tendrán consecuencias negativas
Una persona consciente de su papel en la transformación de
su entorno familiar y social, desecha la crítica. Y si somos padres, mucho más,
para legarles buen ejemplo a nuestros hijos.
¿Cómo enfrentar las
críticas? Si somos el objeto de críticas, hay dos preguntas que ayudan
mucho. La primera es: ¿Quién hizo el comentario malsano?, y la segunda: ¿Qué
tanta validez tienen esas palabras criticando?
No siga el juego, porque usted mismo responderá criticando y
esa actitud no es el distintivo de un cristiano. Otro aspecto a considerar es
que no todo es malo, ya que algunas críticas nos ayudan a mejorar.
Sus palabras, un
tesoro. Cuando vamos a las Escrituras encontramos que nuestras palabras son
poderosas y, en esa misma medida, debemos cuidar muchísimo todo cuanto
expresamos. El rey Salomón advirtió: “Con el fruto de su boca el hombre sacia su
vientre, con el producto de sus labios se saciará. Muerte y vida están en poder
de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.”(Proverbios 18:20, 21| La
Biblia Paralela)
Hay que ser cuidadosos con nuestras apreciaciones hacia otras
personas. Si vamos a cuestionarlas, es preferible callar.
No podemos perder de vista la enseñanza del Señor Jesús: “No
juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis,
seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá… ”(Mateo 7:1, 2
|LBdlA)
Un propósito de vida para hoy y en los días sucesivos, hasta
que se haga un sano hábito en nuestra existencia, es no criticar a las
personas. Es una forma de evidenciar el amor de Cristo que florece en nuestros
corazones. Aquellos a quienes criticamos, también son hijos de Dios. No debemos
olvidarlo nunca.
A propósito de Dios, ¿ya recibió a Jesucristo en su corazón?
Es hora de que lo haga. Jesús transforma nuestra vida. Él trajo perdón de
nuestros pecados en la cruz, y nos lleva a experimentar una nueva vida
personal, espiritual y familiar. Ábrale hoy las puertas de su corazón.
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