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| La navidad permite desarrollar un tiempo de integración familiar alrededor del nacimiento de Jesús |
Por Fernando Alexis Jiménez |
Esta pregunta es, además de polémica, una de las que más se
escuchan por estos días. Jesús no nació en diciembre, como lo asegura la
tradición, sino alrededor del mes de septiembre.
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LOS ORÍGENES PAGANOS DEL 25 DE DICIEMBRE
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En realidad el 25 de diciembre era la fecha en que los
paganos celebraban el nacimiento del dios solar. El festival era llamado la
Natividad.
En la ocasión no sólo se conmemoraba el nacimiento del
dios-sol sino también el de otros dioses (Osiris, Orus, Adonis, etc.) puesto
que eran todos procedentes de la misma leyenda de Tammuz.
En Roma la festividad era conocida como la Saturnalia (17 al
24 de diciembre) y Brumalia (25 de diciembre). Esta fiesta era la mas vil,
inmoral y degenerada, era una época de libertinaje cuando todas las restricciones
de la ley eran puestas a un lado. De hecho, en Babilonia el 25 de
diciembre se celebraba una fiesta en honor a Tamuz.
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MIRANDO LA OTRA CARA DE LA MONEDA
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Ahora, el hecho de que el 25 de diciembre se celebrara la
fiesta pagana de Tamuz y el gobierno romano la haya acompasado con la
celebración cristiana del nacimiento de Jesús, ¿es una razón suficiente para
satanizar la Navidad?
Por cierto que no. Cuando
la familia se reúne alrededor de la navidad, está recordando que Dios se hizo
hombre en Jesús para traernos la Salvación, como enseña el apóstol Pablo:
“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz)” (Colosenses 1:15-20)
Si la navidad la convierte usted, en un espacio para honrar y glorificar
a Dios por haber dado a todo el género humano el perdón de pecados y abrirle a las
puertas a una nueva vida, evalúe con la mano en el corazón si estaría pecado.
Por supuesto que no.
Ahora, si aún le atormentan las ideas de quienes alrededor le dicen que
es pecado, le invito a considerar la enseñanza del apóstol Pablo cuando
escribiendo a los cristianos de Roma, explica:
“Uno hace diferencia entre
día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente
convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor;
y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el
Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come,
y da gracias a Dios” (Romanos 14:5-6).
No creo sano ni edificante el asunto de entrar a juzgar si el
hermano peca por que celebra la navidad, o es más santo si en casa no exhibe
ningún adorno. El único que juzga es Dios y, ni usted ni yo estamos llamados a
señalar a nuestro prójimo.
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NAVIDAD, ESPACIO PARA HABLAR DE CRISTO
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La navidad no debe ser, ni hoy ni nunca, motivo de enfrentamiento.
Coincidimos en un hecho: Jesús no nació en diciembre sino probablemente entre
septiembre y octubre.
Ahora, si el 25 de diciembre se instituyó como fecha para la
celebración de Navidad en occidente, ¿significa eso que estamos adorando al
dios Tamuz? Por supuesto que no.
En la celebración navideña estamos recordando la obra maravillosa
de Dios al enviarnos a Su Hijo Jesús como Salvador de la humanidad. No estamos
adorando ídolos ni celebrando algo pagano.
Le invito a revisar el asunto con su cónyuge, y si están de
acuerdo, prepárense a celebrar una Navidad en familia. Y, en todo tiempo,
exalten a nuestro amado Dios y Padre por darnos la salvación en Jesús.
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